Mientras miles de niños peruanos sufren de anemia y desnutrición, en los despachos políticos y empresariales sigue funcionando el mismo sistema corrupto que los condena al abandono.
El reciente caso Frigoinca lo vuelve a demostrar. Una empresa que debía alimentar a los escolares más vulnerables del país terminó repartiéndose coimas y favores políticos entre funcionarios y allegados al poder.
Según reveló un reportaje de Punto Final, Óscar Acuña Peralta, hermano del candidato presidencial, César Acuña, habría recibido S/77,000 en sobornos del fundador de la empresa Frigoinca, entre septiembre y diciembre de 2023.
Un colaborador eficaz del caso aseguró ante la Fiscalía que los pagos fueron entregados como parte de un esquema de corrupción para favorecer las operaciones de Frigoinca en La Libertad, región gobernada por el partido de los Acuña, Alianza Para el Progreso (APP).
El propio Óscar Acuña reconoció haber recibido dinero, aunque intentó justificarlo como un “préstamo personal” que, según él, ya habría devuelto. Pero su versión se derrumba cuando se sabe que la reunión donde se cerró este trato se realizó en las oficinas del partido APP en Trujillo, y que el objetivo era contactarlo con Aníbal Morillo Arqueros, gerente regional de Salud, quien también aparece en la lista de beneficiados con sobornos.
De acuerdo con la investigación fiscal, Morillo habría recibido más de S/60,000 para emitir informes favorables que permitieran a Frigoinca seguir produciendo alimentos en mal estado, utilizados en los programas sociales del Estado.
Estos hechos son la muestra de una estructura política que usa el poder para enriquecerse y perpetuarse, incluso a costa de los niños más pobres del país.
El mismo partido, la misma familia y la misma ambición de siempre. César Acuña, quien hoy abandona nuevamente la región La Libertad para perseguir sus ansias presidenciales, deja atrás una gestión llena de obras inconclusas, licitaciones irregulares y promesas vacías.
Y mientras tanto, más del 42% de los niños menores de 3 años en el Perú sufre de anemia, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). En regiones como La Libertad, esa cifra supera el 45%, lo que evidencia un Estado que no llega, un sistema que no protege y unos políticos que solo se sirven de él.
La corrupción de los Acuña y sus operadores no solo roba dinero, sino que le roba el futuro al país.
Es momento de entender que los mismos corruptos de siempre nunca serán la solución. Y que en abril del 2026, los peruanos tendremos la oportunidad histórica de cerrar el ciclo de la corrupción y abrir uno nuevo, con líderes honestos, profesionales y sin prontuario, que devuelvan la dignidad a los programas sociales y la esperanza a los niños del Perú.