El descaro de los políticos reciclados no tiene límites, y el caso de César Acuña en La Libertad es el ejemplo más reciente de cómo usan el dinero público para su beneficio personal. El exgobernador convirtió la seguridad ciudadana de la región en un simple acto de campaña mientras la población se desangraba, para luego abandonar el cargo y perseguir sus aspiraciones presidenciales.
La prueba de su total desprecio por los liberteños fue revelada. 30 camionetas y 80 motos compradas con evidente sobreprecio para la Policía Nacional (PNP) estuvieron acumulando polvo y hasta óxido en una cochera de Trujillo durante un mes y medio.
¿Por qué estos vehículos, vitales para combatir el crimen en una de las regiones más peligrosas del país, estaban guardados? Porque Acuña solo los usó como puesta en escena.
El 12 de octubre, un día antes de renunciar al cargo, el entonces gobernador montó una gran ceremonia en la Plaza Mayor de Trujillo para presentar las camionetas. Fue un show de «luces y bombardas» para la prensa y los votantes. Sin embargo, ese día la flota no servía para nada, ya que no tenían placas ni SOAT.
Mientras Acuña se ocupaba de hacer su campaña con los vehículos del Estado, a sus funcionarios no les corrió la gana de actuar con la celeridad mínima. El acta de adquisición de las camionetas se firmó en septiembre, pero los trámites para las placas y seguros se demoraron mes y medio, coincidentemente terminando justo el día en que los consejeros regionales fueron a denunciar el abandono de los vehículos.
Es obvio que a Acuña y su círculo solo les importaba la foto de campaña para impulsar su agenda personal, dejando a la Policía sin herramientas reales contra el sicariato.
Este es el patrón de los políticos que se reciclan. Usar las necesidades más urgentes de la población (la seguridad) para su propia estrategia política, abandonando la gestión y dejando que los problemas se pudran mientras persiguen sus ambiciones personales. La Libertad necesita líderes serios, no vendedores de humo que dejan la seguridad en una cochera, llena de polvo y óxido.
