TRUJILLO EN EMERGENCIA: MEDIDAS PARA UN PROBLEMA REAL

La Libertad vuelve a encender las alarmas ya que el Gobierno declaró estado de emergencia en Trujillo y Virú por 60 días. Una decisión que confirma lo que los liberteños vienen denunciando desde hace años: la inseguridad ya desbordó a las autoridades locales y el crimen organizado convirtió a la región en una zona roja donde extorsiones, sicariato y explosiones son parte de la vida diaria.

Esta vez, el Ejecutivo ordenó que la Policía Nacional tome el control del orden interno, con el respaldo directo de las Fuerzas Armadas. Una intervención necesaria en una región donde los delincuentes actúan con absoluta desfachatez y donde los ciudadanos han perdido la tranquilidad, el comercio se paraliza y las familias viven con miedo todos los días.

La Libertad se ha convertido en uno de los epicentros del crimen organizado en el país. Bandas vinculadas al sicariato, la extorsión, y el microtráfico han tomado control de barrios enteros. La población vive acorralada mientras la autoridad regional no existe.

Los liberteños saben que no hay desarrollo económico posible sin seguridad, y no hay seguridad sin un Estado firme y sin titubeos. Por eso, esta declaratoria de emergencia es un paso correcto, pero no suficiente.

Es urgente recordarlo: la PNP y las FF.AA. no pueden combatir al crimen con las manos atadas. Si el país quiere enfrentar al crimen organizado de verdad, debe garantizar certeza jurídica, inteligencia operativa, y una reforma total del sistema de justicia, que hoy libera delincuentes al día siguiente, anulando cualquier esfuerzo policial.

Mientras un policía arriesga su vida, muchos jueces y fiscales siguen dejando en libertad a extorsionadores, asesinos y cabecillas de organizaciones criminales. Así, no hay operativo que aguante.

La Libertad no puede seguir pagando las consecuencias de autoridades incapaces o indiferentes, como el desaparecido César Acuña. La inseguridad no es un problema policial, es el mayor obstáculo para el desarrollo, la inversión y el futuro de la región.

Hoy Trujillo necesita un Estado firme y mañana necesitará líderes capaces de mantener ese rumbo. Y eso empieza por defender, respaldar y fortalecer a quienes hoy están en la primera línea: nuestra Policía y nuestras Fuerzas Armadas.

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