Nuevamente se evidencia la infiltración corrupta en el Ministerio Público. Un peligroso sicario escapó momentos antes de ser capturado por la Policía. Durante el operativo, los agentes encontraron en su habitación el expediente completo de la intervención, documentación que únicamente estaba en posesión de la Fiscalía.
La organización criminal «Los Pulpos» ya no solo opera en las calles; ahora se confirma que cuenta con aliados dentro del Estado. La fuga de Ricardo Javier Flores López, alias «El Rojo», constituye prueba irrefutable. No es coincidencia, es infiltración.
Hasta el momento, el Ministerio Público no se ha pronunciado sobre este incidente, convirtiéndose así en cómplice de este grave delito.
Cuando una organización delictiva controla parte del aparato estatal, nadie está seguro. Las evidencias desaparecen. Los culpables escapan. El Perú ha perdido la confianza en el Sistema de Justicia; somos conscientes de que se liberan 23 delincuentes diariamente, de la inmunidad que gozan cientos de peligrosos criminales. El riesgo es evidente: impunidad total para quienes asesinan, extorsionan y corrompen.
Un sistema judicial infiltrado no nos protege, nos traiciona. Es momento de un cambio de ciclo y una reforma integral del sistema, donde jueces y fiscales corruptos, ya identificados, sean separados de la institución para dar paso a una nueva era. Es lo que merecemos.
